LA IMPORTANCIA DE LAS PRUEBAS MATERIALES
Nadie puede poner en tela de juicio la importancia de las pruebas materiales en el esclarecimiento de un delito, de hecho en ocasiones es la única vía para llegar al conocimiento de la verdad, pues ante la ausencia de testigos humanos ellas están ahí y en tanto no sean alteradas, no se equivocan ni pueden falsear los acontecimientos. Por ello, las autoridades judiciales, peritos y demás personal encargado de su investigación y recolección deben realizar su búsqueda de manera impecable y en una forma totalmente profesional pues cualquier pequeño detalle puede ser trascendente, de ahí que su búsqueda sea ardua y larga.
No obstante, las pruebas materiales tomadas de manera idónea pueden viciarse si no se lleva un adecuado control cronológico y minucioso de las mismas desde el principio de la investigación hasta su valoración en el proceso para establecer su vínculo con el probable delito. Aquí, es preciso tomar en cuenta que una prueba sólo puede ser considerada como tal hasta que se ha identificado y explicado satisfactoriamente su relación con el crimen.
Recordemos que el proceso de la investigación de la escena del crimen busca captar el panorama del delito en su esencia y pureza para reconocer y recolectar las pruebas materiales que puedan resultar pertinentes en la clarificación de un hecho constitutivo de delito. De ahí que la función fundamental de quienes realizan una investigación sobre un posible delito sea la de preservar la escena del mismo; sin embargo, por lo general, quienes primero intervienen no son los especialistas en criminalística, sino autoridades diversas, situación que no se puede imputar a alguien en particular, pues en ocasiones las circunstancias no ayudan, por ejemplo: cuando los hechos a investigar acontecen en un lugar aislado en donde no es fácil encontrar personal experto; cuando por situaciones provocadas por el medio ambiente se puede contaminar la escena; o simplemente tener un inadecuado sistema de justicia penal.
Aunque nuestra legislación establece paso a paso la manera en que han de ser valoradas las pruebas una vez presentadas ante el juzgador, el problema es que si las pruebas materiales han sido alteradas ya sea en su recolección o durante la cadena de custodia, se dará lugar a una resolución apegada a Derecho pero no concordante con la realidad, como frecuente y lamentablemente sucede en varios casos.
Un ejemplo de la importancia de la prueba material se evidencia en el caso titulado Una Dama en el Hormigón:
“El 19 de diciembre de 1987, se descubrieron los restos de un esqueleto de una mujer en los cimientos de un edificio residencial en Los Ángeles. El examen de los huesos determinó que había muerto de varias puñaladas. La parte superior del cuerpo había sido enterrada en un hormigón[1] fresco, que había terminado dejando una huella clara de su cabeza y torso. Utilizando el molde de la cabeza, el artista de la división de investigación científica del LAPD[2] fue capaz de realizar un dibujo de la víctima. Tras ser mostrado en la televisión, un televidente entregó a la policía una foto que se le parecía bastante, por lo que la desconocida fue identificada temporalmente como Adrienne Piraino.
Los brazos de la víctima estaban cruzados sobre el cuerpo y habían dejado cavidades visibles en el hormigón. Éste era de una textura bastante lisa y parecía posible obtener de él huellas viables. Miembros de la división de huellas latentes de la policía rellenaron los huecos de las manos con silicona y obtuvieron detalle suficiente de los dibujos de las palmas y las manos. Piraino había solicitado un trabajo donde se le tomaron las huellas y gracias a ellas fue posible identificarla. Los moldes también revelaron cortes y cuchilladas en las manos y dedos, producidos por los intentos de la víctima de defenderse de su atacante.
El hormigón en el que la víctima había sido enterrada también contenía trozos de tela y restos de otras pruebas. La más importante de todas ellas fueron restos arrugados y medio descompuestos de un paquete de cigarrillos. Miembros de la unidad de análisis comparativo reunieron pacientemente los pedazos y descubrieron el nombre del fabricante. Liggett & Meyers les informó que los fragmentos pertenecían a un paquete blando de –L&M largo-, que había sido introducido como prueba de mercado en su región oeste: California, Arizona, Nuevo México, Colorado, Nevada, Idaho, Montaña, Wyoming, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Washington, Oregón y Utah.
El producto fue lanzado en marzo de 1975, cuando se modificó el diseño del paquete. Los límites de la investigación se redujeron todavía más cuando se encontró que las dimensiones del sello de los impuestos pegado por el vendedor local se correspondían con los utilizados en California.
El haber podido delimitar un año concreto y la localización del sello de los impuestos llevó a los investigadores a sospechar de una persona que había tenido acceso al edificio durante ese período. Otras pruebas ayudaron a cerrar el caso.” (Brian Innes. La Escena del Crimen. Investigación Policial de los Hechos. Título original: Body in Question. Traducción: José Miguel Parra. Editorial Libsa. España, Madrid, 2007.)
En conclusión las pruebas materiales son útiles para aclarar un hecho probablemente delictuoso, siempre que lleguen al laboratorio forense conservando su identidad y plenitud en condiciones adecuadas para evitar su degradación durante su traslado y acopio, tomando las medidas pertinentes para evitar su alteración o su pérdida.
Se propone al respecto que se insista en la capacitación cultural y ética de cada uno de los miembros encargados de la investigación criminal para que de la manera más pura posible realicen tan delicada encomienda.
Mtra. Tania G. Mercado González
Mercado González, Mtra. Tania G. Importancia de las pruebas materiales. México: CEAAMER, [200?]. p. varía.